martes, 13 de septiembre de 2016

"Historia de los samurais" de López-Vera



JONATHAN LOPEZ-VERA
HISTORIA DE LOS SAMURAIS
-Satori, Gijon 2016

Entre tanta hojarasca que se enmascara con mil títulos más o menos similares a este o con soberbias ilustraciones, este libro es una sorpresa, casi una joya. Un imprescindible para quien esté realmente interesado en el tema. Hasta ahora no había leído una obra seria centrada exclusivamente en los samuráis y menos escrita en castellano. Lo habitual es, bien una visión superficial  -no pocas veces carente del más mínimo rigor-, o bien todo lo contrario, me explico: se elige un aspecto de la realidad samurái o un episodio o periodo concreto y se estudia con mayor o menor seriedad. El mejor ejemplo es el episodio de los cuarenta y siete ronin de la casa de Asano, sobre el que hay infinidad de publicaciones.
Lo que nos presenta López-Vera, a mi juicio con extraordinario acierto es justo lo que promete: una historia de la clase samurái sin concesiones a otros aspectos de la sociedad y la historia japonesa ni siquiera a temas tan cercanos como el pensamiento o el mecenazgo de grandes personajes de los samuráis, temas que menciona sin entrar en ellos muy sabiamente. A cambio no elude los años de las guerras civiles –tan complejos que rara vez se puede encontrar algo que vaya más allá de “tras un largo periodo de enfrentamientos entre feudos” y poco más- ofreciendo una visión forzosamente sintética pero coherente y estructurada de los grandes movimientos bélicos de la época, sin interrumpir el desarrollo de la fluidez del texto con detalles o biografías que, sin embargo, aparecen en resaltados. Si bien no soy en absoluto partidario de éstos en esta ocasión me parece una de las pocas en que son una solución adecuada.
Otro de los “puntos fuertes” del texto es, para mi muy grata sorpresa, el tratamiento del cristianismo en Japón. En este asunto suelen los autores dejarse llevar por sus creencias o por su entorno social en un sentido (dándole una importancia excesiva) o en otro (pasando de puntillas sobre el tema). Aquí el periodo de la mayor influencia del cristianismo, lo que algunos llaman el “siglo cristiano”, aparece tratado como lo que fue: una pieza más en el complejo puzle del momento histórico.
Es muy de destacar el modo en que aborda la desintegración de la clase samurái, mientras algunos sosteniamos que permanece, transformada y adaptada a los medios, hasta hoy, sí, sosteníamos , pues la coherencia del texto y las propias definiciones que aporta me han convencido de mi error, eso sí, con la salvedad de estar o no de acuerdo con esas definiciones. En cualquier caso no permanece de un modo tan absoluto como pensaba.
Sin embargo, lo mejor con mucho es la parte final donde explica la creación del mito samurái que hemos asumido como real. Lo hace desde casi todos los puntos de vista aportando datos suficientes, no abrumadores  -y lo digo como elogio-, de la explicación.
En el plano absolutamente personal, y teniendo en cuenta que yo entré en el mundo del samurái por las fotografías de Yukio Mishima semidesnudo en el dojo con un sable, y también que sin duda me dejé, casi deliberadamente, enganchar por el cebo de la leyenda, he de decir que su lectura ha supuesto un casi terremoto emocional e intelectual, con lo aprendido en él he de revisar todos mis pilares inamovibles, como la importancia fundamental del sable japonés en la cultura samurái, por ejemplo.
Ningún aficionado a la historia y menos si le interesa el ámbito japonés puede perderse este texto, sin concesiones pero sin saña como tantos otros.

sábado, 20 de febrero de 2016

El pabellón de oro

El Pabellon de Oro bajo la nieve. Una muestra de como la pura belleza del mundo japonés basta para seducirnos, para siempre, me temo.

miércoles, 17 de febrero de 2016

Cuatro palabras sobre literatura

Tras una tan larga como indeseada pausa vuelvo con más bríos a este blog.
Llevo muchos años leyendo novelas japonesas contemporáneas, entendamos como siglo XIX y XX, y a menudo me he encontrado con que he tenido que volver a leerlas para poder entender algo pues hemos de reconocer que la novelística japonesa no es fácil en absoluto, incluso cuando se contamina con la occidental, como Murakami hoy o Tanizaki antes. Así pues, basándome en unos textos de Justo Navarro y de Carlos Rubio he extraido una serie de aspectos que nos pueden ayudar a afrontar la lectura de una novela japonesa comprendiendo un poco más su esencia. Naturalmente ni es exahustivo ni pretendo sentar cátedra, sólo quisiera que estas pocas pinceladas ayudaran a quienes están comenzando a adentrarse en la literatura japonesa.
El tratamiento del tiempo: es más o menos como las antiguas pinturas del Genji Monogatari, es una continuidad en permananente transfiguración y disipación que, cuando es conveniente, se marca con referencias casi siempre estacionales, al igual que en las pinturas de rollo del Genji las escenas aparecen aisladas unas de otras, entre algo parecido a niebla o nubes, pero caracteizadas temporalmente cuando es necesario. Desde luego no tiene un tratamiento realista de corte occidental incluso en las obras más endeudadas con Occidente.
-Navarro dice y cito textualmente: "Las historias japonesas son historias comprimidas hechas con imágenes y signos fulgurantes que, incluso cuando carecen de espesor, pesan sin remedio sobre los personajes", "poseen el alto voltaje de los gestos que deciden una vida, la extrema violencia interior de los actos que, a pesar de su aparente trivialidad, participan de un destino". Como apunta el autor la tivialidad, la brevedad del destello clave y el hecho de que a menudo ni siquiera se planteén en el desarrollo de la novela hace que nos cueste encontrar esa clave que violenta atrozmente a los personajes, de un modo que hoy para Occidente es inconcebible o casi.
-Su personajes se desenvuelven en una calma rutinaria capaz de esconder atocidades sin cuento pues es una calma llena de turbación como único medio de vivir en un universo caótico y cambiante. Obviamente esta es una visión del mundo influida cuando no determinada por los aspectos religiosos como el Budismo y, desde mi punto de vista, sobre todo del Budismo Zen.
-La profunda soledad de los personajes, irremediable y casi diría mortal es una constante de la cultura japonesa. Alguien dijo que "cada japonés es una isla", y su novelística así parece querer demostrarlo de un modo casi cruel.
-Occidente está dominado en todos sus planos culturales por una búsqueda de la simetría a uno u otro nivel. La cultura japonesa por el contrario huye de la simetría buscando tanto el dinamismo como el desequilibrio y lo que pueda tener de incompleto.
-Nosotros al afrontar una novela japonesa buscamos un principio y un fin claros, siguiendo el principio clásico de planteamiento nudo y desenlace, principio completamente inútil en la literatura japonesa.
Naturalmente que la historia empieza, pero pocas veces dentro del texto, digamos que coge la película empezada El texto empieza en algún punto entre el planteamiento y el nudo y acaba en otro punto entre el nudo y el desenlace de manera que con mucha frecuencia nos encontramos con la sensación de que está inacabada la novela. Lo que complica aún más su lectura es que lo que no está escrito es lo verdaderamente determinante para el desarrollo de la historia. Así las historias japonesas "más que acabar se detienen" logrando así una prolongación de la vida de la historia. Logro literario muy apreciado por los literatos japoneses
-Mucho más que frecuentemente el relato se detiene en descripciones lentas de lo insignificante, del detalle, lo periférico, al igual que sus estampas, y, al igual que ellas los personajes son planos, como sin un elaborado análisis de sus emociones. Quizás por que la emoción expresada no está bien vista y hemos de leerla y encontrarla en los actos previsibles socialmente, en la corrección de los modales y en lo banal que rodea al personaje.
No es que sea mucho para comenzar a leer novela japonesa pero al menos es algo donde agarrarse para hacerlo sin perderse del todo.