sábado, 25 de octubre de 2014

Los menuki, casi un emblema de las esencias japonesas.



 Despiece de la empuñadura de un sable japonés
Hace un par de entradas hablábamos de los obidome en la vestimenta femenina y al hacerlo mencionábamos otra pieza, los menuki. Explicábamos entonces cual era la misión principal de éstos, pero quisiera extenderme un poco más en el tema por dos motivos. El primero es que difícilmente entenderemos su misión si no comprendemos exactamente como es la empuñadura de un sable japonés.  El segundo, del que espero tener ocasión de hablar más adelante, es el hecho de que, se admita o no, esta pieza ha sido una de las referencias del japonismo en orfebrería.
 




 Pareja de menuki de la escuela Goto s. XVI con el emblemático dragón. La imagen superior sería "el derecho" y la inferior la misma pieza vista por detrás.
Todos sabemos, aunque sólo sea por las películas, de la importancia sobrenatural de los sables japoneses. Pero un sable japonés no es una unidad absoluta única e indivisible sino que está concebido como una hoja, donde reside el “alma” del arma y, en ciertos niveles de lectura, del guerrero, y que es por supuesto lo más valorado a todos los efectos. Sin embargo, la hoja necesita una “vestimenta”, que es ante todo funcional, pero también posee un aspecto decorativo y suntuario. Personalmente añadiría también “mágico” o religioso, sobre todo en los más antiguos. Para cubrir estos aspectos hay juegos completos de todas las pequeñas piezas que espero poder ir desglosando en condiciones. En la imagen que inicia la entrada se aprecia perfectamente todo el despiece de la empuñadura pero voy a detenerme un poco más.
 



Pareja de Menukis representando peonías, simbolo del verano, donde podemos ver como juegan con los colores de los metales y la variedad de los temas.
La espiga de la hoja lleva algunas perforaciones que se  denominan mekugi-ana y va cubierta con diversas piezas hasta configurar la clásica empuñadura de los sables japoneses. En contacto directo con la espiga hay dos piezas de madera, longitudinales de sección curva aunque no llega a ser semicircular, encajadas estas piezas en la espiga se perforan de modo que encajen con los orificios que el forjador ha dejado al efecto. En el remate final se cierra con una pieza metálica ovalada y ahuecada llamada kashira, en los rebordes anchos de esta pieza, verdadera joya y a la que volveremos, hay unos orificios rectangulares en los lados largos de la elipse. Bien, una vez encajado por arriba en la parte baja se encaja un anillo llamado fuchi, que de momento dejaremos ahí. Volvamos a los mekugi-ana y la madera, el conjunto de hoja y piezas de madera se envuelve en piel de tiburón por su aspereza para facilitar su sujeción. También se perfora en los mismos sitios y luego se ajustan con la habilidad extrema del artesano japonés, unos pasadores de bambú o hueso llamados mekugi que atraviesan de lado a lado el conjunto para darle cuerpo. Para cubrir estos pasadores y que no rompan la estética se colocan los menuki. Son pues piezas metálicas en relieve más o menos resaltado hechas de las mismas aleaciones que el resto de las piezas que pueden ser riquísimas, y con el mismo mimo que ellas; nunca van más allá de tres o cuatro cms. , de cualquier forma aunque suele ser más frecuente la longitudinal y representando los temas más variados que se nos pueda ocurrir, jugando incluso con los diversos colores de las diferentes aleaciones. Eso es uno de los elementos que los hacen especialmente atractivos, el otro es que prácticamente no se ven. Veamos, pasando por los hojales de la kashira, un fuerte galón generalmente negro amarra en complejo juego de nudos resistentes que aseguran por un lado las piezas fijándolas y por el otro hace que sea prácticamente imposible que la empuñadura se escape de la mano.
 

 Menuki representando una carpa. La carpa es un animal de gran contenido simbólico en la cultura japonesa, generalmente relacionada con la virilidad y el valor.
Quizás por esa situación en el arma el menuki sea la pieza más “japonesa” del sable. Me explico: el cuidado por lo pequeño, lo mínimo, al margen de que “luzca” o no, es me atrevería a decir que de las características más propias de la cultura japonesa, al igual que la inimaginable variedad de formas que puede adoptar el menuki, pues la inmensa riqueza de diseño de la tradición japonesa en ellos prácticamente se pierde una vez montada la empuñadura. Se deja ver apenas, se insinúa, casi se desvanece en el conjunto pero está ahí, imprescindible y casi perfecto. Ese ser/no ser, estar sin estar es una de las muchas claves del más elevado de la cultura japonesa. De ahí su dificultad.
 Pareja de Menukis con el Mon (simplificando: escudo de armas) de la todopoderosa familia Tokugawa
 Pareja de Menukis representando grullas en vuelo, la grulla es un animal ante todo protector del hogar junto con otras muchas simbologías.
 Pareja de Menukis con figuras representando héroes míticos en sus combates más emblemáticos.


Pareja de Menukis representando a Minamoto Yoshitsune y su fornido compañero Benkei. Ambos son personajes históricos, perfectamente datados, que fueron acumulando sobre ellos todo tipo de leyendas, seguramente por ser la encarnación misma del fracaso y la lealtad. 
Espero poder volver a poner aquí algunos ejemplos mucho más concretos y datados que estos cogidos de la red que, sin ser los perfectos, expresan lo que estoy diciendo.
Hay una pregunta que quedó en el aire en la entrada anterior: ¿Por qué el menuki pasa a ser regalo a las geishas cuando el samurái no frecuenta este tipo de compañía? Es por qué hasta la ya mencionada caza de espadas cualquiera sin necesidad de ser samurái  podía llevar un sable y, claro, sus complementos.
 

Así se ve la empuñadura del sable una vez montada. El Menuki que se medio ve representa un yawara. Instrumento de culto budista que llegó a transformarse en arma ante la indefensión en que dejaba la caza de espadas a la mayoría de la población. Sin saberlo, su manejo fue también  desarrollado por los célebres gangsters de los años veinte en Estados Unidos, pero con rollos de monedas.